Presentación

El fetichismo es el tema del cual se ocupan los primeros artículos de este segundo número de EntreDiversidades. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades. A partir de enfoques e intereses distintos, sus autores bordan sobre el asunto y discuten, aunque no exclusivamente, desde y con Michael Taussig, antropólogo de origen australiano, formado en la academia estadounidense, que en 1980 publicó The Devil and Commodiy Fetichism in South America. Este famoso estudio fue traducido al español hasta 1993 bajo el título El diablo y el fetichismo de la mercancía en Sudamérica. Entre este trabajo y My Cocaine Museum (2004) transcurrieron veinticuatro años, tiempo durante el cual Taussig continuó escudriñando el fetiche y la sociedad capitalista.

Retomar los temas a los que Taussig ha dedicado gran parte de su vida académica resulta pertinente si se considera que desde finales del siglo XX el capitalismo ha entrado a una etapa en la que se han generado nuevas prácticas —relaciones, espacios, ideas, imágenes, discursos— que con frecuencia obstaculizan el análisis y el accionar social frente al motor generador del sistema globalizado que ha producido acelerados cambios económicos, políticos, tecnológicos y culturales. Cambios que, subrayamos, se viven de manera desigual y diferenciada entre países y regiones, en la ciudad y en el campo, entre los géneros, entre los jóvenes y los adultos, etcétera. Volver a la discusión sobre el fetiche y la fetichización, términos que Marx utilizó para develar las relaciones sociales que se ocultan en el capitalismo, amplía las posibilidades de examinar lo que algunas veces se asume como natural e inevitable: la profundización de las desigualdades sociales. Una discusión de este tipo puede enriquecer el análisis social desnaturalizando incluso sus propias creaciones.

El volumen que tienen ante sí reúne también diversos estudios de caso que examinan expresiones de la cultura capitalista: rituales, vidas cotidianas, movimientos sociales y construcción de discursos y espacios.

Abrimos la sección temática con el artículo “El fetiche etnográfico de Michael Taussig” en el cual Matthew Carlin desmenuza las influencias que este autor ha recibido: Karl Marx, Robert Vischer, Walter Benjamin y los integrantes de la Escuela de Sociología, Merleau-Ponty, entre otros. Su pormenorizado análisis ayuda al lector a comprender más profundamente la riqueza del planteamiento de Taussig, que sobre todo constituye una propuesta metodológica para develar las formas cotidianas y vitales de estar en el mundo capitalista. La etnografía de Taussig, con su “forma de escritura que apela al arte y a lo sensorial y corpóreo”, puede animar “nuestra comprensión y nuestras descripciones de las cosas en direcciones nuevas e imprevistas”, hacia lo que Carlin llama “etnografía del enajenamiento”.

En “Entre máscaras y espejos. Aspectos económicos y epistemológicos del fetichismo de la mercancía”, Martin Jesper Larsson examina con mucho detalle las diferencias de uso del fetiche y la fetichización en Marx, Taussig y Slavoj Zizek. Mientras Marx se centró en los aspectos económicos del capitalismo y en la lucha de clases, argumenta Larsson, Taussig y Zizek se ocupan más bien de los aspectos epistemológicos y psicológicos, es decir, de la relación entre los sujetos en el capitalismo. Estos planteamientos implican, para uno, la posibilidad de abolir la propiedad privada y, con ella, el fetiche; en tanto que para los otros el camino es “aprender a vivir” con los fetiches, que nunca pueden destruirse por completo y que incluso han existido bajo otras formas antes del capitalismo.

Cierra la sección un estudio de caso que discute la tradición practicada en Venezuela en torno a la figura mítica de María Lionza. Roisin Duffy-Gideon desarrolló su trabajo en 2011, durante el gobierno de Hugo Chávez. Las condiciones políticas venezolanas han cambiado drásticamente desde que se recibió el artículo en 2013 hasta su publicación. Los rituales y el empleo del mito de María Lionza en el actual régimen, como lo advierte la autora, posiblemente se transformaron. A pesar de no tener una investigación de la coyuntura actual, consideramos de interés el material que se ofrece.

Duffy-Gideon contrasta el papel de este personaje en la construcción del nacionalismo venezolano y la relación de sus devotos con el Estado. Considera que mientras los mitos en torno a María Lionza fueron alentados y utilizados por el Estado como emblema nacionalista, los practicantes, generalmente considerados supersticiosos, ignorantes y atrasados, han sido marginados e incluso reprimidos. Taussig, según la autora, construyó una herramienta para teorizar el poder del Estado venezolano, pero no ha contribuido a un entendimiento acerca de las prácticas de los devotos o de su relación con las instituciones de gobierno. Duffy-Gideon señala que la distinción entre mito y rito visibiliza la agencia de los marialionceros cuyas prácticas rituales incluyen símbolos nacionalistas, sin que por ello necesariamente apoyen al gobierno.

La sección abierta inicia con el artículo “Entre sueños agrarios y discurso ecologista. Las encrucijadas contemporáneas de la colonización de la Selva Lacandona (Chiapas, México)”. Ingreet Cano da cuenta del proceso mediante el cual se construyó en las últimas décadas un discurso sobre la conservación y el desarrollo sustentable que denomina “ecologización”. La Lacandona, nos recuerda Cano, fue considerada antes y sucesivamente fuente de maderas preciosas, objeto de colonización y de desfogue de demandas agrarias, recinto de culturas ancestrales —los lacandones— y lugar para el desarrollo agrícola. Propone entender a la luz de los discursos ecologistas que ahora permean la cotidianidad, el establecimiento de plantaciones de palma africana y la convicción de los productores sobre sus beneficios.

Silvia Soriano, por su parte, hace un recuento del movimiento indígena ecuatoriano en  “Entre la creatividad y el mandato político: indígenas y democracia”. Se centra en el papel político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) durante la década de 1990. La Conaie ha enarbolado la plurinacionalidad como un principio político y ha roto con los regionalismos para lograr una organización nacional, principal expresión del movimiento indígena del país. La fortaleza del movimiento social se sustentó en demandas económicas y políticas, pero sobre todo en la incorporación de formas novedosas de lucha, nos dice su autora. Sin embargo, la participación de la Confederación en las elecciones obstaculizó la creatividad en sus prácticas y propuestas. Este caso muestra, desde la perspectiva de Soriano, los límites de la democracia liberal.

La sección concluye con “Espacios transpuestos: haciendo etnografía entre el campo y la ciudad” de José Luis Escalona Victoria. Al igual que el primer texto de este número constituye una propuesta metodológica para hacer trabajo etnográfico, esta vez a partir de ideas en torno al lugar donde se lleva a cabo. En contra de las imágenes dicotómicas entre campo y ciudad, entre lugares y no-lugares, entre lo público y lo privado, Escalona señala que más bien se producen formas específicas de espacios a partir de relaciones, flujos e intercambios que conectan, transponen y confrontan a quienes en ellos participan. Los lugares son expresión espacial de dinámicas sociales, por tal razón se reconfiguran continuamente de manera heterogénea y desigual.

Son varios los ejemplos con los que el autor ilustra espacios traspuestos. A partir de ellos concluye “que los espacios ―con sus dinámicas de inclusión y exclusión, de apertura y cierre― son expresión y escenario de una interacción mediada por jerarquías, competencia y asociación estratégica ―en síntesis, por dinámicas de poder”.

“Contra el alcalde mayor, don Juan de Meza Altamirano, por haber contravenido a la prohibición que hizo su señoría ilustrísima sobre enmascarados” es el documento que presenta Virginia Margarita López Tovilla. Se trata de un expediente de 1581 del Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal, el más antiguo del Fondo Diocesano hasta el momento, nos dice López Tovilla. Es un juicio entre personajes, el gobierno civil y el clero secular, que muestra sus conflictos, al tiempo que ofrece información sobre distintos aspectos de la vida en un periodo temprano de la Colonia en Chiapas: “los procedimientos de justicia que se seguían en el obispado y algunas costumbres que se intentaban regular, como el consumo de alcohol, el tener las tiendas abiertas en días festivos y el participar y asistir a las corridas de toros”.

Finalmente, y en concordancia con lo tratado en la sección temática, María del Carmen García Aguilar reseña Medios sin fin. Notas sobre la política (2010), texto en el que Giorgio Agamben urge a repensar las categorías y nociones que han dado vida al actual mundo político dominado por el capital global.

Ponemos a consideración de los lectores los artículos que aquí se presentan con el ánimo de contribuir al debate de temas que a nuestro juicio son relevantes en el quehacer etnográfico actual.

Coordinadoras del número
Anna María Garza Caligaris y Sonia Toledo Tello